Esto ya no está aquí
Lo que usted está viendo es una ilusión; poco menos que una imagen residual de lo que solía existir en este punto.
Benkyoto, nueva dirección.
Lo que usted está viendo es una ilusión; poco menos que una imagen residual de lo que solía existir en este punto.
Benkyoto, nueva dirección.
Podría ponerlas a subasta en E-bay, pero voy a seguir el ejemplo del maese Bates y mejor darlas a través de este sitio. Espero dar varias a amigos, pero igual se las puedo dar a completos desconocidos. Shame on you para mis cuates si ya ni por interés me dejan comentarios aquí.
Para quienes no están al tanto, Gmail es la herramienta de correo gratuita que Google aún tiene en fase beta. Te dan 1Gb de espacio y capacidades de búsqueda y organización mejores que otros servicios, incluso de los de paga. Además, funciona increíblemente rápido, en particular con Firefox. Si eso no es suficiente razón para mandar a la mierda sus cuentas de Hotmail (infestadas de spam y que botan hasta un mail de 1Mb por falta de espacio), pues yo no sé qué.
La mecánica de la convocatoria es muy sencilla. En el espacio de comentarios de este post, publiquen sus propios "quién se acuerda de...". Mientras más detalladas, obtusas, pero aún así memorables sean sus referencias, más posibilidades de que la invitación esté en sus manos pronto. El fallo del jurado (yo) es inapelable y uno o más lugares pueden declararse desiertos. He dicho.
Y ahora, con ustedes, la letra del tema de Spiderman, en español.
Spiderman, el hombre araña
Spiderman, que tejes la red
Spiderman, no temes a nadie
Spiderman, proteges el bien.
Tus manos alcanzan
a todo el que hace el mal.
Ninguno se escapa
si los amarras con tu tela especial.
Spiderman, el camino
Spiderman, tú sabes cruzar
Spiderman, tú puedes vencerlos
Spiderman, con facilidad.
Yo te pido que sigas actuando y ya
con toda tu fuerza...
Esto es un puro ejercicio de memoria. Escribí esto antes de hacer una búsqueda en Google, que para mi felicidad no rindió ningún resultado relevante, salvo la versión con ortografía estridentista de alguien que decidió sacarla en guitarra.
Los seres humanos guardamos (o al menos yo lo hago) infinidad de datos prescindibles en la cabeza. Bien se ha dicho que el esternocleidomastoideo y el hipotálamo, los esporangios celenterados anélidos artrópodos moluscos y equinodermos, Ireticátame Zicuirancha y Tariácuri, la forma de obtener una raíz cuadrada sobre papel... incontables cosas así tienen poco que ver con la vida actual de uno y más bien son material para la "papelera de reciclaje" mental. Sin embargo, al menos yo no puedo evitar recordar ciertos datos, lugares, canciones, series de televisión, experiencias... Todos desaparecidos ya, marginales, pero por ello más míos que cualquier otra cosa.
Mientras más inútil es un dato o colección de ellos, más define a la persona que lo posee. Hay quienes apilan minuciosamente citas literarias o filosóficas por diversas razones: desde simple curiosidad hasta el afán de parecer muy cultos. Otras personas acumulan detalles técnicos hasta convertirse en manuales de instrucciones vivientes. Mi cerebro más bien es un tiradero de despojos nostálgicos sin categorizar. Supongo que si olvidara muchas de las cosas inútiles que recuerdo podría recordar las cosas "útiles" que olvido todos los días; que podría darle un mejor uso a todos esos megabytes desperdiciados de mi corteza cerebral. No puedo o no me da la gana. De ahora en adelante utilizaré en parte este blog para descargar unos cuantos cacharros de los que hay en el fondo de mi cabeza.
Quién se acuerda de:
Continuará. Aún hay una pila inacabable de cacharros que expeler. Si a alguien le hace clic algo de aquí, avisen. También se aceptan ligas.
Yo buscando una imagen para ilustrar el emblema que da nombre a mi club de kyuudo, y miren qué cosas me hallo.
"Kyuudou" es el arte marcial que comprende la práctica del tiro con el arco tradicional japones (originalmente fabricado en bambú, pero que actualmente también existe en variedades de madera, fibra de carbón y grafito). Hace poco más de dos meses decidí comenzar con la práctica de esta disciplina en el dojo del 武道センター de Kioto. Voy los martes y los viernes, de 6:30 a 8:30 pm. Mi grupo se llama 葵弓道会, que literalmente significa "club de arquería de la malvarosa". Pero antes de concluir que somos una tropa de geranios y floripondios, sépase que dicha flor es uno de los motivos entre los emblemas de la heráldica japonesa.
Ha habido quien relacione toda suerte de conceptos filosóficos y metafísicos con la práctica de la arquería, pero aún si no entramos en estas complicaciones, el dominio de la técnica es algo que no se da nada fácil. Todo tiene un orden, ningún movimiento ha de ser gratuito, y si se falla en un detalle, todo está mal y tiende a salir mal. El objetivo no es tanto dar en el blanco, sino obtener la forma adecuada; más que "péguele al centro" es un ejercicio de autodominio hasta las últimas consecuencias.
Este diciembre el grupo se juntó para realizar la 納会, es decir, la última práctica del año. Celebramos que Yamagata-sensei se recupera de una operación de hernia de disco y, más que otra cosa, fue un pretexto para divertirnos tirando. Para mí, fue la primera vez que me pongo sobre la línea de tiro. Al principio me puso tremendamente nervioso y acabé botando la flecha de una manera más bien penosa, pero poco a poco pude relajarme y en realidad fue una experiencia divertidísima.
Una linea permanece lista mientras la otra acaba de tirar. Notense la postura, el espaciado minuciosamente regular y la alineacion de los arcos con los demas y con las puntas de las flechas sostenidas en la mano opuesta.
Después de que cada uno hubo pasado a hacer la primera serie de tiros, que se llevan a cabo con toda reverencia, comenzamos con un torneo informal por parejas entre todos los miembros. Yo tuve suerte y me tocó con Akita-san, uno de los más asiduos y que más tiempo tienen practicando en el dojo.
Avanzamos hasta semifinales; sobra decir que esto fue mérito de Akita-san, que venía a salvar el caso cuando yo había dado fuera los cuatro tiros, botado la flecha y demás desfiguros. Pero en el último round, donde se decidían el tercero y cuarto lugares, hubo un empate, con un tiro acertado en el blanco de cada bando. El ganador iba a decidirse por "muerte súbita", tirando la quinta flecha. Ahí sucedió lo que ni yo me imaginaba. Me planté soblre la línea, jalé la flecha y al soltarla, fue a dar al borde del círculo central del blanco. Akita-san también acertó, pero su flecha quedó más lejos del centro que la mía. Cosa increíble; mi primera flecha en el blanco. Ahora la tengo como adorno en mi cuarto.
El pizarrón del torneo. Akita-san y yo quedamos en tercer lugar.
Para redondear el día, la imprescindible 忘年会, donde todos bebimos y comimos a placer. Y finalmente, el architípico karaoke. Mi rara selección musical incluyó Mr. Children y Elvis mezclado por JXL (el traumado con Nike y unos cuates), entre otros.
La banda del club de kyuudo en nuestra pequeña celebracion de fin de año.
Aunque haya quien aun tenga la idea de que Japón es un país en el que uno ve "geishas" paseando por las calles a cualquier hora del día, en realidad, encontrarse con una es más bien una rareza. Y, aunque Kioto, la antigua capital, es famosa por ser cuna de este aspecto de la cultura japonesa, una maiko o geiko (ambas formas adecuadas de llamar a las "geishas" de aquí, dependiendo de la edad) es un espectáculo que hasta los locales se detienen a ver.
Iba a dejar la ropa a la lavandería que está a un par de cuadras de mi casa, cuando de pronto, en una calle paralela noté que se había formado un tumulto. Tres enormes sombrillas marcaban el sitio donde marchaban sendas maiko, con atuendo completo y cortejo. No pude hacer más que correr de regreso a casa para sacar la cámara digirtal. Una ventaja de las maiko-san es que no son precisamente un objetivo de alta movilidad. Su paso era increíblemente pausado y estimo que su procesión de unas cinco cuadras a lo largo de la calle de Hanaya-cho duró alrededor de hora y media, antes de que llegaran a la 神社 que tenían por destino.
La calle estaba abarrotada, la mitad del mundo tomaba fotos con cámaras y teléfonos celulares. Gente de la cuadra -y otros venidos de distintas partes de la ciudad- se congregaron para ver un suceso que, aun en Kioto, es una rereza.
Una maiko y su cortejo. Al fondo, voluntarios mantienen en su lugar la valla para delimitar el camino que usarán las maiko.
No hay ningún dios que me mire, ni lo digo llorando de rabia, pero no volveré a México para estas vacaciones de Navidad. Las razones son varias y variopintas.
Por todo lo anterior, el veredicto es un abrumador no vale la pena. He dicho.
En estos últimos días le he dado a mi pobrecita humanidad malos tratos como nunca antes en mi vida. Durante los últimos cuatro días no habré dormido más de ocho horas en total, gracias a los preparativos para las exposiciones en las que participé. Primero la 院生展 y luego la 留学生展, con apenas una semana de diferencia entre ambas. He conocido algunos de los más horrorosos efectos de la privación de sueño combinada con estrés. Francamente me asusté en el momento en que comencé a tener contracciones musculares espasmódicas involuntarias. Algo así como "La mosca" con ojeras. Después de montar las obras, regresé a mi casa y me convertí en materia inerte sobre el futón. Es por toda la carga de trabajo de estos días que no había podido postear en el blog ni hacer nada de lo normal en mi vida.
Geisai es el festival escolar que cada año, a principios de noviembre, es realizado por los estudiantes de la Universidad de Artes de la Ciudad de Kioto. Se pronuncia "Gué-sai" y no, no es un carnaval de puñales, así que ahórrense la broma. 芸術 es "bellas artes" en japonés, y de ahí el kanji "gei", que sumado a 祭, que significa "festival", da nombre al evento. Aunque, vale la pena aclarar, uno acaba encontrándose personajes más que pintorescos por ahí. Cabrones medios encuerados (con no mucho más que el taparrabos estilo peregrino japonés antiguo), japonecitas en traje de lolita, con profusión de encajes y en ligueros. El staff entero de una tienda, vestidas de brujas y vendiendo curry (esperemos no haya sido de patas de araña y ala de murciélago). Se hacen exposiciones, se presentan números de música, tanto ortodoxos como estrafalarios. Este año, fue particularmente notable el acto de una banda de big band jazz formada por los estudiantes de las diversas especialidades de música. De pronto la explanada fue Nueva Orelans en los años 20. Después de eso, un 盆おどり que hizo que todos se formaran en círculo, como si fuera música de disco. Doblemente raro, porque tales bailes son una costumbre de verano, pero con la emoción del festival (y un poco de alcohol), cualquier cosa se vale.
Uno de los espectos que separan al Geisai de otros festivales de universidades japonesas, es el nivel de complejidad en la construcción de las tiendas, donde normalmente se venden diversos tipos de comidas y bebidas, estilo kermesse. Las tiendas se planean con meses de anticipación, y desde poco más de una semana se puede ver a los alumnos trabajando todo el día (y en los últimos días también toda la noche) para dejar los puestos impactantes. No es raro que las tiendas queden en números rojos por lo invertido en construirlas y todo el esfuerzo de los grupos sirve para algo que se desmantela después de apenas tres días de uso. Pero nadie se queja: ése es uno de los orgullos de la universidad y es un gusto poder participar en el festival.
Por cierto, es una lástima que no pueda publicar aquí multimedia, ya que tengo un par de clips de audio muy buenos del conjunto de jazz y del "Bon-odori".
Estos días simplemente no he estado aquí, no he estado en mi cabeza. No he estado en mis cinco sentidos. Y no he estado de ánimos para escribir, nada. Aunque hubiese tanto que mereciera la pena o simplemente se me ocurriera escribir. Standby.